Vivir en el centro centro🌆
Entre trenes, montañas y recuerdos familiares, así encontré el lugar en el que vivo.
Llevo un año viviendo en el centro, más específicamente en la calle 16 con carrera 15 en La Favorita. Sí, al lado de donde venden celulares robados, de una cuadra dura de microtráfico, del Santa Fe, de San Victorino… y ustedes podrán sacarle mil comentarios. Pero para mí ha sido un sueño cumplido.
El centro de la ciudad siempre ha sido muy importante para mí. Me crié entre el carrusel del Parque de la Independencia, caminando por el Parque Nacional hasta subir al Acueducto, yendo a Punto Verde a almorzar los sábados y rematando con postrecito y café en Panpaya o en Oma, recorriendo la 7ma de un punto a otro. Iba los domingos a conciertos en la Luis Ángel, o aprovechaba los últimos domingos del mes para visitar museos :). También me encantaba ir al mercado de las pulgas para antojarme de aretes :) y mil cosas más, y salir con tesoros que todavía conservo. Y claro, comer los domingos arroz chino de dudosa procedencia en la 24 o en la 17, jajaja.
En el colegio tuve que leer "Aventuras de un niño de la Calle", y amé ese libro no solo por la amistad entre Armando y Joaquín, sino por ver cómo se desarrollaba en un lugar que me era tan familiar como el Parque Nacional, la séptima, la Rebeca…
Mi sueño siempre fue vivir en el centro. He descubierto… bueno, no lo he descubierto, ahora lo digo en voz alta: soy una persona muy sensible y con alguno que otro apego a cosas, ropa, lugares, comidas que me traen recuerdos, y vivir aquí es conectar no solo con mi niñez sino con mis antepasados.
Todo esto se remonta al bisabuelo Zorro :) Mi bisabuelo trabajaba en el tren, y conoció a mi bisabuela por su trabajo. Se conocieron, se casaron (bueno, mi abuelita se volvió a casar porque era viuda), y se vinieron a vivir a Bogotá (creó).
En algún momento escuché (no sé si me lo imaginé) que mi bisabuelo en el Bogotazo tuvo que devolverse caminando a Cajicá, de donde era, por la vía del tren. Siempre he tratado de imaginarme semejante suceso: lo impactante que debió ser vivirlo, cómo fue testigo del cambio de la ciudad, de su crecimiento, de ver cómo se reemplazaban las antiguas casonas por edificios, de cómo se fraccionaban las haciendas para construir calles y barrios enteros.
El primer hijo de este matrimonio fue mi abuelito, y adivinen dónde nació: en una casa del barrio Santa Fe, sí, aquí cerquita ❤️. Creo que por eso mi abuelito sabe tanto sobre la historia del centro, la historia de las iglesias, de los edificios, y es lindo escucharlo contarte dónde iba a leer historietas por 5 centavos, la primera vez que monto en escaleras eléctricas en el Edificio Colseguros, y cosas así :).
Hermanos de mi abuelito vivían en el Santa Fe; mi abuelito mismo vivió durante muchos años en este barrio. Mi mamá trabajó en Ley de la 7ma, recuerdo acompañarla también al Tía, o a hacer ruta a las droguerías del Santa Fe. Durante muchísimos años estuvo en las dulcerías de la 18. Tengo recuerdos del Hospital San José, de ir a San Andresito desde que era niña, en la Clínica Centenario nació uno de mis tíos, ¿entonces por qué es tan raro que quiera vivir aquí?
Siento que este un lugar está atado a mí, pero no solo a mí, sino a mis raíces. Despertarme y ver los cerros, los mismos cerros que mis bisabuelos vieron cuando se montaban en el tren para viajar, y pensar que aquí estoy yo 70 años después, me conmueve. Pienso en mi bisabuelo, con quien muchas veces quise montar en tren pero no lo logré, y ahora vivo aquí al lado y monto en tren casi todas las semanas, lo que me hace sentir cerca de él. Cerca de mis abuelitos, que tuvieron que usar el antiguo terminal que —por si no sabían— también quedaba aquí.
Vivir aquí y despertarme con la inmensidad de nuestras montañas, con la historia que respira este barrio, me hace sentir mejor, me hace sentir y respirar historia, y eso es todo lo que importa.
En octubre me entregaron mi apartamento, uno que separé hace 8 años. La espera fue largaaaaa… pero esta vista lo cura todo ❤️